Por el paseo de la Reforma, avenida emblemática de la Ciudad de México, una columna con más de 35 metros de altura y en lo alto una estatua de la diosa de la victoria, Niké,atrae la mirada de visitantes foráneos. El Ángel de la Independencia o simplemente “el Ángel”, dispuesta sobre un pedestal y al centro de una de las tantas glorietas o rotondas construidas a lo largo de la arteria, honra desde 1910 a los hombres y mujeres que se levantaron en armas contra el dominio español.
La obra estuvo lista justamente para conmemorar el centenario del Grito de Dolores, protagonizado el 16 de septiembre de 1810 por el cura Miguel Hidalgo y que dio inicio a una guerra de liberación concluida 11 años después con la entrada triunfal del Ejército Trigarante a esta misma urbe.